Mi experiencia.
A lo largo de mi escolarización, he tenido diferentes tutores. Unos han desarrollado correctamente su labor y otros no tanto.
Comenzaré con Educación Primaria. Los tutores aquí tienen un papel fundamental, pues son lo que se encargan de seguir tu proceso de aprendizaje. Por ello, la relación que se suele tener es muy cercana, además de que imparten la mayoría de las asignaturas.
En 1º y 2º de primaria, tuve la suerte de tener una tutora maravillosa. Valoraba mi trabajo y esfuerzo, y con ella aprendía mucho en base a mis capacidades. Era amable pero con autoridad, por lo que tenía confianza para decirle mis problemas pero sin abusar de ella.
En 3º de primaria tuve una tutora que era nueva en el centro y estaba un poco desbordada. No sabía cómo actuar frente a los problemas que surgían en el aula. Fue un año difícil para mí por motivos personales y no actuó correctamente, por la falta de experiencia supongo.
En 4º de primaria me cambiaron de tutor, y éste era un profesor con no mucha experiencia, pero lo hizo lo mejor que pudo. Aunque me hubiese gustado que se implicase más en las clases y en los alumnos, su relación con los estudiantes era buena (quizá a veces con poca autoridad, lo que provocaba que los alumnos no le respetasen).
En 5º de primaria tuve una tutora con mucha experiencia, pues pronto se jubilaría. Pero esto no tuvo un buen resultado, ya que, en mi opinión, se relajó y no hizo bien su labor. De todas formas, con ella aprendí mucho y acabé satisfecha.
Por último, en 6º de primaria, mi tutor volvió a ser el mismo que en 4º de primaria. A mí me parecía bien, pero los padres de mis compañeros no querían que tuviésemos ese tutor el año antes de ir al instituto, porque decían que no aprendíamos lo suficiente y que esto provocaría que no tuviéramos el nivel que piden en el instituto. Finalmente, las protestas fueron en vano, pues siguió siendo nuestro tutor. A mí me pareció que no lo hizo mal, aunque hubiese preferido otro más completo.
En Educación Secundaria la labor de los tutores es diferente, pues ya solo imparten una asignatura. Lo que sí que es bueno es la hora de tutoría, en la que se solucionan los problemas que van surgiendo y se hacen propuestas de mejora al tutor.
La tutora de 1º de la ESO era muy correcta y cumplió muy bien su función.
El tutor de 2º de la ESO no era muy cercano con sus alumnos, pero como no tuve ningún problema, no tengo ninguna queja.
En 3º de la ESO tuve una tutora que hizo muy bien su labor, así que tampoco tengo ningún inconveniente sobre ella.
En 4º de la ESO tuve una tutora que también se jubilaría en los próximos años, pero ésta se aprovechó de su experiencia y hizo una muy buena labor.
En Bachillerato, los dos tutores que tuve nos apoyaron mucho en esta etapa, resolviendo nuestros problemas y orientándonos en nuestro camino.
Como conclusión, basada en mi experiencia personal, tengo claro lo que es ser un buen tutor/a. Para mí, un tutor tiene que ser cercano y estar abierto a sus alumnos y a sus respectivas familias, pero tiene que infundir el suficiente respeto como para que se pueda confiar en él sin abusar de esa confianza, ya que no deja de ser una figura de autoridad. Además, debe ofrecer buenas soluciones a los problemas que puedan surgir, escuchando a sus alumnos y poniéndose en su lugar. Deberá también estar dispuesto a hablar con quien sea necesario (otros profesores, padres...) para dar solución a dichos problemas. También debe tener cierta experiencia como docente para tener las capacidades necesarias para enfrentarte a la labor de tutor.
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